domingo, 23 de febrero de 2014

Creo que no es un vacío, es tu ausencia

Suelo preguntarme miles de millones de veces
si alguien siente mi mismo vacío.

Como cuando esperas hasta altas horas de la vida
por ese tren que nunca pasa, llamado: esperanza.

Como cuando ves la luz al final del túnel
pero al acercarte esa luz se vuelve oscuridad.

Como cuando ya no te queda aire
y tú te encuentras 20 metros bajo el mar.

Como cuando tus labios se juntan con otros labios
que no son los de ella
y con lágrimas abres los ojos
porque sabes que esos labios, no son los de ella.

Como cuando abrazas la tristeza
porque ya no tienes sus brazos.

Como cuando te congelas en el invierno de la melancolía
y ya no tienes su calor.

Como cuando sacas un pez fuera del agua
y en su último hálito de vida trata de volver con los suyos.

Como cuando descubres que no existe ni existió Santa Claus
y que los regalos siempre te los dieron tus padres.

Como cuando te enteras que los "para siempre"
eran sólo un "mientras tanto"
y las promesas que te hizo
no fueron más que un engaño.

Como cuando quieres volar
pero tus alas volaron con ella.

Como cuando a ella ya no le queda rastro del amor,
que tú todavía sientes.

Como cuando recuerdas el primer beso
en el banco del parque
pero ese momento ya lo mató el "señor tiempo"

Como cuando el "mi amor" que escucharás
saldrá de otros labios.

Como cuando del "te amo"
no encuentras ni siquiera un minúsculo eco
del "yo también" como respuesta.

Como cuando agoniza ese gato de tu tejado
porque sabe que no hay una octava vida.

Como cuando hurgas en el bolsillo derecho de tu abrigo
y ya no encuentras ni un solo cigarrillo.
(ese creo que solo soy yo)

No sé si ustedes también han sentido ese vacío,
yo si, y no sé como llenarlo.

¡Mierda!
Necesito un cigarrillo,
un beso tuyo
y otro café.

Algo pasa dentro de mi o mejor dicho,
alguien.

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