Veinte años de estar en este mundo
quince de estar estudiando
un bachillerato en físico-matemático
en una ciudad anónima
que pocos conocen.
Dos de estar lejos de los míos
una carrera en Ingeniería Industrial
que estoy cursando.
Dos padres que me quieren
un hermano y dos hermanas
que no he de olvidar
compañeros varios
amigos pocos
y mejor no hablar del amor.
Una mascota
que siempre me está esperando
y mueve la cola cuando llego y la acaricio.
Un pasado que me duele
un presente que me hiere
y un futuro poco prometedor.
Rabia encerrada
entre cuatro paredes
y en las esquinas sucias de una hoja en blanco
que atienden cada vez que las necesito.
Una infancia entre juegos de pelota,
canicas
y trompos.
Álbumes de cromos que nunca llené
álbumes de fotos familiares,
en las que nunca quise aparecer.
Adolescencia sin salir de casa
vacío y lágrimas
que me secaron por dentro
y ya no fui el niño de ayer.
Olas.
Mar.
Poesía.
Diez cigarrillos que me acompañan a diario
y que a veces me producen tos
borracheras algunos jueves
con resaca los viernes
que suelen durar hasta el día siguiente.
Veinte años de estar en este mundo
y muchos
-creo-
que me faltan por recorrer.