jueves, 25 de septiembre de 2014

Vistas.

Veinte años de estar en este mundo
quince de estar estudiando
un bachillerato en físico-matemático
en una ciudad anónima
que pocos conocen.

Dos de estar lejos de los míos
una carrera en Ingeniería Industrial
que estoy cursando.

Dos padres que me quieren
un hermano y dos hermanas
que no he de olvidar
compañeros varios
amigos pocos
y mejor no hablar del amor.

Una mascota
que siempre me está esperando
y mueve la cola cuando llego y la acaricio.

Un pasado que me duele
un presente que me hiere
y un futuro poco prometedor.

Rabia encerrada
entre cuatro paredes
y en las esquinas sucias de una hoja en blanco
que atienden cada vez que las necesito.

Una infancia entre juegos de pelota,
canicas
y trompos.
Álbumes de cromos que nunca llené
álbumes de fotos familiares,
en las que nunca quise aparecer.

Adolescencia sin salir de casa
vacío y lágrimas
que me secaron por dentro
y ya no fui el niño de ayer.

Olas.
Mar.
Poesía.

Diez cigarrillos que me acompañan a diario
y que a veces me producen tos
borracheras algunos jueves
con resaca los viernes
que suelen durar hasta el día siguiente.

Veinte años de estar en este mundo
y muchos
-creo-

que me faltan por recorrer.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Hoy quería decirte...

Que tu nombre es el único que el alcohol no hace que olvide,
que tengo tu lado de la cama intacto,
que un instante es una eternidad si no estás,
que saldré a buscarte,
que no me importa el donde si es ahora,
que nunca vi unos ojos tan bonitos,
que morí cuando te fuiste y aún no termino de resucitar,
que aunque no lo sepas te llevaste mi corazón en la maleta,
que todavía busco tu número en mi agenda,
que no lo encuentro pero me lo sé de memoria,
que soy yo el que llama y corta,
que me basta escuchar tus suspiros,
que todos los meses son invierno y muero de tu ausencia,
que sigo queriendo ser
(al que llames “niño guapo”)
y estar
(contigo de la mano.)
Que si sonríes
se me olvidan todas las pieles ajenas a la mía
a la tuya,
a la nuestra.
(si es que existe.)
Que me tiene en la palma de su mano
y puede hacerme bailar al ritmo que me imponga
que prefiero que bailemos juntos
este idiota rockandroll
que das vida a las calles donde caminas
y conviertes en lagunas los charcos que pisan tus tacones.
Que te echo de menos.
Que te quiero
y que tu nombre es el único que el alcohol no hace que olvide,