sábado, 22 de marzo de 2014

Supongo que el amor debe saber a tus labios

El invierno siempre me recuerda a ti,
por tu ausencia
y me sabe un poco a tristeza,
por los cigarros.
A mi que siempre se me dio por mezclar
el humo con la nostalgia.

Escribo desde la soledad,
soledad no de estar solo,
soledad de estar sin ella.
Nunca el mundo me brindó calor
y he pasado tantos inviernos en su ausencia
que ya creo que soy de hielo.

Si te miro naufrago en esos ojos de océano
sin una palabra en mi boca para pedir ayuda,
solo letras en mis manos para decirle que la quiero.
(Aunque sea en papel)
y para recitarle un poema al gesto de tu boca
que llaman sonrisa,
para regalarle un par de versos a tu cabello alborotado
y para perderme cada vez más en busca de la "X"
que marque algún tesoro,
como un pirata,
que ha confundido el norte
con el sur de tu ombligo

Así soy, algo desordenado
o más, y estoy casi seguro
que es demasiado.
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Suenan canciones aleatorias,
una lleva tu nombre y me recuerda tanto a ti
porque yo también
"me declaro culpable
de desear tu presencia
más que desear la paz."
Así de egoísta y celoso
de los semáforos
que se ponen en rojo
al verte pasar.
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Hace tiempo que no te veo
debe ser por eso que no sonrío,
no debería preocuparme tanto
por no sonreír,
(pero si por no verte)
ni tampoco romperme la cabeza
por los casi 6393600 segundos
sin derramar una lágrima,
sé que no es por falta de sensibilidad
solo que guarde mis sentimientos
en un ataúd con nombre de mujer,
el de ella.

Ahora miro al horizonte
esperando que llegues
para abrirlo.
(Con esa mirada.)

Supongo que eso es el amor
y supongo que debe saber a tus labios.

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